martes, 18 de octubre de 2011

Rompecabezas

Una sonrisa siempre presente, el eco de una risa cada vez más lejana, la efigie de una mirada que yerra su camino de partida y aun pulula por las noches cual fantasma de Canterville sin asustar ya a nadie mientras busca su reposo eterno, varios intentos fútiles que fueron descuartizados con un verso de despedida, una decisión tomada con una renuncia resuelta en un punto del cual ya no había salida.
Todas estas piezas amigos míos forman parte del rompecabezas de una historia que no merece ser contada pero que valió la pena ser vivida, porque mientras de ella me despedía, me encontré a mí mismo…