martes, 30 de noviembre de 2010

Despedida

Luego de una larga travesía... ahí estaba frente a él, sus ojos tiernos lo miraron tal como él los recordaba de sueños lejanos; su sonrisa lo transporto dulcemente a mundos de los que siempre tuvo recuerdo pero que había olvidado hacía mucho tiempo.

Solo unos pasos más y su búsqueda finalizaría... sin embargo cuando trato de acercarse, un sudor frio se apodero de él, su estomago dio vueltas incontrolablemente, las fuerzas le fallaron y no pudo dar un paso más, retrocedió espantado de aquello que había deseado por tanto tiempo y huyo despavorido para nunca más volver…

Este blog esta oficialmente cerrado.

Adios

viernes, 12 de marzo de 2010

Capitulo VIII - Verdorben

A partir de ese entonces Einsam solía salir a cazar con la manada, empezó a recorrer las tierras de Tuin pues quería conocerlas todas, frecuentemente se cruzaba con otras manadas de lobos a las que saludaba e iba conociendo poco a poco, varias de ellas eran de lobos que habían venido de otros lares y que inclusive Einsam conocía.

Una tarde de verano, habiéndose alejado la manada de su territorio y agobiado por el calor, Einsam bajo a la zona del gran lago a beber un poco de agua, cuando de pronto la vio enfrente suyo…

Al iniciar su exilio Einsam aun se encontraba débil por las heridas que le hicieron los duiwels, sin embargo no se preocupó por ello, además ni siquiera le interesó cazar alimento alguno, así que se debilito rápidamente; la fiebre se apoderaba poco a poco de su cuerpo, hasta que una noche cayó rendido al costado del camino mientras las sombras de sus demonios rondaban delirantes por su mente.

Al principio todo era oscuridad, luego entre las sombras vio un lobo a su costado, no sabía quién era pero se le hacía conocido, cuando trato de hablarle, cayó nuevamente; los fantasmas iban uno tras otro; Lippen jugando con Mensch, el cachorro de ambos y los duiwels atacando para destruirlo todo; Hoffart llamándolo a unirse a la jauría; el gran Oso Pardo recordándole las leyes de la selva; Geliebte y los lobeznos huyendo de él al verlo convertido en un duiwel y atacando a la manada mientras dirigía a una nueva jauría. Despertó bañado en sudor justo cuando estaba por destruir a su propia manada. Al principio no lo reconoció, era Murrisch como siempre molesto y gruñendo, no sabía cómo había llegado a la cueva en la que se encontraba pero estaba seca y abrigada.

Al fin despiertas, por momentos pensé que el gran espíritu vendría a llevarte, pero por lo visto aún no te ha llegado el momento de partir – luego de decirle eso, le entregó unos trozos de carne para que se alimente – come un poco, es lo único que he conseguido por estar velándote si despertabas o no, espero que mañana puedas ir de cacería conmigo, porque no pienso cazar algo para los dos.

No te preocupes, supongo que podré cazar algunos ratones al menos – le respondió Einsam mientras devoraba la comida que le había dado Murrisch.

Murrisch era de una manada vecina a la de Einsam, en ocasiones ni los lobos de su propia manda lo soportaban pero de una forma u otra Einsam siempre se llevó bien con él, habían cazado juntos en varias ocasiones cuando Einsam se alejaba de su manada.

¿Qué haces aquí en las montañas? – Einsam sabía que probablemente Murrisch no daría una respuesta, pero por lo menos el intento valdría la pena.

Vine a cazar con Sorglos, seguimos a un viejo alce durante varios días y el inútil me dijo que ya estaba cansado de seguirlo y se regresó con la manada – el rostro de Murrisch se enfurecía intensamente al recordar que Sorglos lo había abandonado en la caceria.

¿Y qué pasó con el alce? – preguntó Einsam mientras se sonreía al ver la cara de Murrisch, él y Sorglos siempre paraban juntos a pesar de que al final siempre discutían.

Lo tuve que dejar ir, has estado dos días con sus noches delirando – Murrisch ni siquiera se molestó en mirar a Einsam al responderle y se echo a dormir.

Einsam, lo observó esperando poder reiniciar la conversación pero se dio cuenta que Murrisch ya no diría nada mas, así que se durmió nuevamente.

Al día siguiente, Einsam buscó algo para comer y bebió agua de un riachuelo que caía de unas rocas cercanas.

Ya se sentía un poco mejor, pero sabía que no podría cazar una presa demasiado grande aún, en otras circunstancias debería haber caído bajo las fauces de algún otro cazador pero por lo visto la hora de partir aún no le había llegado.

El alce venia dejando un rastro de sangre, pude atacarlo en la pierna cuando tratamos de cazarlo con Sorglos, lo vi alejarse hacia el este y el rastro que dejaba no debe haberse borrado aun – Murrisch empezó a husmear entre las piedras buscando algún olor o rastro que le pudiera servir.

No sé si pueda estar en condiciones de cazar a estas alturas, aun estoy débil – Einsam miró a Murrisch un poco dudoso.

No te he preguntado si quieres venir conmigo – respondió Murrisch echando a trotar buscando aún el rastro del alce.

Einsam lo miró alejarse y decidió acompañarlo, le fue difícil mantener el paso de Murrisch quien a pesar de ir casi a rastras llevaba buen ritmo, recién encontraron el rastro al día siguiente y empezaron a seguirlo, durante la cacería comieron algunos roedores y presas pequeñas que se les cruzaban por el camino para no detenerse mucho tiempo. Einsam se sintió mejor con la cacería, su espíritu se renovaba al recorrer esas nuevas tierras, a pesar que su maltratado cuerpo aun no estaba bien del todo. Al atardecer del segundo día, encontraron al alce, estaba sobre la loma de una colina, herido y furioso, un sol dorado brillaba a sus espaldas y resoplaba pateando el suelo, sabía que su hora había llegado, pero no se iría sin luchar, su esplendida cornamenta se batía de un lado para otro, listo para pelear hasta su último aliento de vida.

Einsam y Murrisch lo divisaron y creyeron que los estaba esperando para luchar, sin embargo cuando se acercaron, se dieron cuenta que el alce estaba preparándose para luchar con otros lobos, los cuales se agazaparon sobre él.

¡Esa es mi presa! - Murrisch aulló encolerizado, lanzándose hacia la colina.

Estos son nuestros territorios de caza, ¿Quien te crees tú que vienes aquí a reclamar una presa que no te pertenece? – replicó uno de los lobos.

Vengo siguiendo a ese alce desde hace varios días ¡Me pertenece! – Murrisch se ponía más furioso cada vez.

Tranquilo extranjero, de cualquier forma tú y tu compañero enfermo no podrían luchar contra este alce solos, te propongo que lo cacemos juntos y compartamos el producto de la caza – dijo el lobo líder del grupo.

Hey Murrisch, ese lobo tiene razón, además un alce es demasiada carne para ambos – susurro Einsam.

¿No entiendes? La comida se comparte, pero no he venido siguiendo a este alce para que otros lo cacen, esa es mi presa – Murrisch se notaba frustrado de no poder cazar por el mismo el alce.

Bueno extranjero, ¿Cazas con nosotros o no? – inquirió otro de los lobos.

Está bien – dijo resignado Murrisch.

Ciertamente, Murrisch y Einsam no hubieran podido solos con el alce, lucharon junto con todo el grupo durante una hora, pero finalmente Murrisch pudo pescarlo del cuello y derribarlo al suelo.

Los lobos aullaron dando gracias al gran espíritu por la carne concedida.

Ustedes vienen desde muy lejos ¿De dónde son? – le pregunto uno de los lobos a Einsam.

Vengo de las colinas amarillas – respondió Einsam.

¿Y qué hacen acá? ¿Han venido aquí únicamente por seguir a ese viejo alce?

Yo renuncié mi manada, ahora soy un wontolla, no pertenezco a ninguna manada, soy un cazador solitario – Einsam pronunció sus palabras un tanto avergonzado.
¿Y tú? ¿También dejaste tu manada? – pregunto el lobo a Murrisch.

No. Él venía siguiendo al alce – respondió Einsam.

Todos rieron, menos Murrisch quien trataba de morder una duro pedazo de carne del alce.

Mi nombre es Racher. Nosotros somos lobos de la manada de las tierras de Kunt. Este es nuestro territorio de caza, sean bienvenidos ambos y si desean, pueden venir con nosotros – les dijo el líder del grupo.

¿Las tierras de Kunt? – pregunto Einsam.

Así es, ¿Por qué la pregunta? – contesto Racher.

Mi madre nació aquí, salió de las tierras de Kunt siendo una lobezna, junto con sus padres, se establecieron en las tierras de Zuneigung y se unieron a la manada de las colinas amarillas, jamás pensé en venir aquí – Einsam se preguntaba si sería simple casualidad el que estuviese en la tierra de sus ancestros.

En las tierras de Zuneigung habitan varias manadas, en las tierras de Kunt, todos somos una sola manada. Bueno, ¿Qué dicen? ¿Vienen con nosotros o no? – respondió sonriente Racher.

Einsam y Murrisch se quedaron algún tiempo con la manada de las Tierras de Kunt, Racher era un buen lobo y se hizo amigo rápidamente de Einsam, Murrisch andaba gruñendo de un sitio para otro pero se quedó con la manada también, aunque ninguno de los dos pidió integrarse a ella. Algunas lunas después, Einsam, estaba con Racher y Murrisch pensando salir de cacería, cuando escucharon aullar a un par de viejos lobos de alegría.

¡Verdorben está aquí! – Exclamo Reich una joven loba, compañera de Racher - Vengan conmigo, voy a presentársela.

¿Quién es la que ha llegado? – pregunto Einsam.

Verdorben, es hermana de Reich, dejo la manada hace algún tiempo y se fue a vivir a las tierras de Zuneigung. Curiosa vida, mientras unos se van, otros vienen – Racher rió mientras se echaba a correr.

Einsam y Murrisch lo siguieron aunque no de muy buena gana.

Así que ustedes son de las tierras de Zuneigung, conozco a la orgullosa Manada de las Colinas Amarillas, el Gran Oso Pardo fue su aliado en la noche de la batalla contra los duiwels – dijo Verdorben al ser presentada con Einsam.

El Gran Oso Pardo luchó a nuestro lado para defender a todos los lobos de las tierras de Zuneigung, no sólo a la manada de las colinas amarillas, la jauría era peligrosa y alguien debía enfrentarla, nosotros lo hicimos – Einsam musitó cabizbajo al recordar la noche por la que inició su exilio.

Llevo varias lunas viviendo en las tierras de Zuneigung, son hermosas, pero extraño las tierras de Kunt y a mi manada, vine de cacería con un grupo de lobos de la manada de las Lomas Rocosas y pensé que sería bueno visitarlos – Verdorben no dejaba de sonreír mientras observaba a Einsam.

Me alegra que estés aquí – respondió Einsam un tanto turbado

Esa noche Einsam acompañó a Verdorben a la reunión que la manada preparó para festejar su llegada, en los días siguientes salieron junto a Racher, Reich, Murrisch y otros lobos de cacería, Verdorben tenía tanta energía y alegría acumulada que por momentos hacia olvidar todo lo vivido a Einsam. Sin embargo, Verdorben no permaneció mucho tiempo en las tierras de Kunt, a los pocos días se fue, pues debía regresar a las tierras de Zuneigung, con la manada de las Lomas Rocosas.

Einsam abandonó las tierras de Kunt en la siguiente noche de luna llena. Murrisch no fue con él, pues Klein una joven loba de la manada, llevaba en su vientre un cachorro del cual era el padre.

Después de tantas lunas transcurridas y en las tierras de Tuin. Verdorben, la joven loba que Einsam había conocido en las tierras de Kunt, estaba parada frente a él.


Despues de tiempo me la encontre la otra vez, estaba bella como las estrellas...
Cogi su bella mano y la empece a besar...

Fin de la primera temporada...

viernes, 5 de marzo de 2010

Capitulo VII - La prueba

Durante varias lunas, Einsam meditó acerca de la propuesta de Eisbar y las palabras de Murrisch. Una noche, sin darse cuenta, había iniciado el camino a las tierras de Tuin, luego de varios días de camino llego a una colina desde la cual divisaba el valle en su máxima extensión.

Te estaba esperando – le dijo Eisbar, mientras salía de detrás de unos matorrales - te reconocí hace un par de horas bajando por el camino a las montañas, ese caminar que tienes nunca lo olvido – mientras decía eso, Eisbar lo miraba sonriente.

Creo que me conoces más de lo que pensaba – respondió un poco sorprendido Einsam mientras trataba de esbozar una pequeña sonrisa, no sabía por qué, pero el estar nuevamente en una zona de manadas, le traía cierta nostalgia.

Las tierras de Tuin son grandes, mi manada es la de los Lobos de los Grandes Sauces; vivimos en paz con el resto de manadas que habitan las tierras de Tuin, pero han empezado a llegar otros carnívoros y no todos respetan las leyes de la selva, inclusive algunos lobos entre ellos, por eso, para ser aceptado en la manada deberás pasar una prueba. Sígueme, te presentare ante Lungo, nuestro líder.

Está bien, ¿Qué clase de prueba debo realizar? – respondió Einsam, mientras echaba una última mirada a las montañas que tanto tiempo habían sido su hogar.
No te preocupes por eso, la pasarás, para ti no va a ser nada del otro mundo – Le dijo Eisbar mientras echaba a correr colina abajo. Einsam lo siguió aun un poco dudoso de si se adaptaría nuevamente a una manada.

Lungo era un lobo no tan viejo pero en las tierras de Tuin decían que era uno de los mejores cazadores, había venido de tierras muy lejanas y conocía de muchas cosas, cuando Einsam acudió ante él se sintió como el día en que siendo un cachorro fue presentado ante el gran consejo de la roca.

Cuéntame acerca de los lugares que has recorrido – le pidió Lungo a Einsam mientras parecía evaluarlo.

Vengo de la zona norte de las montañas, estuve varias lunas recorriéndolas, llegué hasta los límites de la selva sin fin y me adentré en ella durante otras lunas más… - Einsam le contó acerca de su travesía, los lugares que había conocido y las muchas cosas que había hecho. Lungo lo miró con unos ojos penetrantes que parecían escudriñar lo más profundo del espíritu de Einsam y decidió aceptarlo a prueba.

¿Cómo te fue? – le pregunto Eisbar al salir del cubil de Lungo.

Estoy a prueba – Respondió Einsam, aun un poco nervioso después de hablar con Lungo.

Tu comportamiento va a ser observado de manera permanente en la manada, hasta que se decida que estás preparado para pasar la prueba de aceptación - Le explico Eisbar - En ella deberás demostrar que eres confiable para la manada, solo cuando logres eso, serás aceptado como uno de nosotros. Muchos no hemos nacido en esta manada, pero si demostramos que somos dignos de confianza para ella tenemos los mismos derechos que cualquier otro lobo de la manada. La confianza y la unión con cada uno de los miembros de la manada es nuestra fuerza, hace que actuemos como uno y nos hace enfrentar de manera más armónica cualquier peligro que aparezca…

Einsam trataba de asimilar todo lo que Eisbar le decía para adaptarse a la manada, además de Murrisch y Sorglos, habían varios lobos que él había conocido cuando era un cachorro, todos habían dejado sus manadas originales al crecer y habían terminado en las tierras de Tuin. Cada vez más frecuentemente llegaban nuevos lobos y pedían ser aceptados en las diferentes manadas que ahí habitaban, algunas manadas simplemente aceptaban a todo el que llegara, pero otras como la de los lobos de los grandes sauces, los colocaban a prueba al igual que Einsam luego de entrevistarse con Lungo.

Un día, Lungo convocó a todos los aspirantes; debían ir de cacería a las tierras del norte en compañía de tres observadores, era un grupo de lobos que apenas se conocían, pero debían ser capaces de coordinarse y organizarse para poder conseguir alimento y demostrar en el camino que podían respetar las leyes de la selva.

A Einsam el grupo le dio el encargo de escoltarlo, como un vigía y explorador, debería mantenerse alerta y avisar a sus compañeros de los peligros que pudieran encontrar en el camino, además de buscar un buen rebaño para la caza, los observadores evaluarían las acciones de cada uno de los lobos y al finalizar la cacería ellos dirían quienes estaban listos para ser aceptados en la manada, Einsam debía demostrar que era capaz de cumplir con aquello que se le encargaba.

El viaje fue largo y agotador, a pesar de eso Einsam empezó a sentirse a gusto de trabajar para un equipo nuevamente, le agradaba ir al frente del grupo buscando las rutas y las presas, pues era una labor en la cual podía estar solo un buen rato y pensar en sus cosas. A pesar de lo bien que se sentía, en las noches mientras trataba de descansar, Einsam recordaba la noche de la lucha contra los perros duiwels y sentía temor de volver a caer. En realidad jamás hubiera vuelto a ninguna manada de no haber sido por Eisbar y Murrisch, ambos eran viejos amigos desde los memorables tiempos del Oso Pardo, inclusive cuando había iniciado su viaje al alejarse de la manada se había encontrado con Murrisch en las montañas y cazaron juntos durante un tiempo, por ello sabía que podía confiar en ellos, ahora era su turno para demostrar que era digno de confianza en esta nueva manada.

Una noche en la que Einsam no pudo dormir se adelantó al grupo so pretexto de explorar, se encontró con Schak, una especie de perro pequeño que únicamente salía de cacería nocturna por miedo a los depredadores más grandes que ellos.

Saludos, valiente cazador – le dijo Schak sumisamente.

Conozco a los de tu clase, que quieres conmigo nocturno cobarde – respondió Einsam sin detenerse a mirarlo.

No deseo nada de vuestra merced, lo que sucede es que hace un rato vi unas presas que le podrían interesar a un gran cazador como usted – susurro Schak, mientras trotaba detrás de Einsam.

¿Y que te hace pensar que seguiría tus consejos? – Einsam estaba empezando a sentirse incomodo con la presencia de Schak.

Nada mi señor, pero una buena presa siempre es bienvenida para todo experto cazador, yo lo hubiera cazado, pero como usted sabe, los de mi clase sólo podemos cazar presas acorde a nuestro tamaño – Schak sabia ser adulón y empezó a envolver a Einsam, después de todo si era un rebaño que valiera la pena sería la perfecta oportunidad para alimentarse una vez que el grupo despertara.

Enséñame las presas que has visto – dijo finalmente Einsam.

Yo lo guiare mi señor – respondió el sibilino Schack.

Einsam siguió a Schack sin estar muy convencido, luego de unos minutos llegaron a una zona de juncos – más adelante en un claro, encontrará sus presas mi señor – Einsam se adelantó con sigilo, pudo ver a un joven cierva, limpiando a su cría recién nacida, sabía que si la cierva lo veía podría huir dejando a su cría pues solían ser criaturas asustadizas, además probablemente estaría perdida pues no veía ni siquiera a su compañero a su lado – Einsam regreso sin hacer ningún ruido.

¿Qué pasa mi señor, no le agrado la presa que le enseñe? – pregunto intrigado Schack.

Acaba de ser madre, si la mato a ella su cría morirá también – respondió Einsam.

No os preocupéis por la cría mi señor, yo me hare cargo de ella. Como le dije, los de mi clase únicamente podemos cazar presas de nuestro propio tamaño – susurro Schack sonriente.

Perro inmundo – grito Einsam, mientras se lanzaba sobre el cuello de Schack, éste a pesar de ser pequeño era bastante rápido, pero al esquivar el ataque de Einsam no pudo evitar caer al suelo. Einsam poso sus patas delanteras sobre él, sintió el odio correr por sus venas y lanzo una mirada casi asesina sobre Schack dispuesto a matarlo.

Piedad mi señor, ¡Piedad por favor! – aulló Schack rogando por su vida.

Einsam cogió a Schack del cuello y lo lanzo lejos de él - Lárgate y no vuelvas por acá – le dijo, mientras se daba media vuelta en dirección al claro. Permaneció oculto entre los juncos esperando que la cierva pudiera llevarse a su cría al amanecer, luego que se fueron, se retiró.

La travesía demoró varias lunas, al final de ella, el grupo regreso a las tierras de Tuin. Los observadores no aceptaron a todos los lobos, cuando tocó el turno de Einsam, fue llamado para ser colocado en el centro del consejo

Es un buen cazador, sabe cumplir con lo que se le encarga pero no está listo para ser parte de la manada – dijo Antik, el mayor de los tres observadores – hay algo dentro de él que lo lleva fuera de la manada y no le permitirá jamás ser parte de ningún grupo, además ya no es un lobo joven así que no creo que pueda aprender a controlar ese impulso que algún día lo separará de la manada si lo aceptamos, corre sangre de un wontolla por sus venas.

Einsam agachó la cabeza al escuchar las palabras del viejo lobo, en cierta forma sabía que era cierto.

Un momento Antik – replico Einstig, el segundo observador – es cierto lo que dices, también he notado en él que tiende a cazar solo muchas veces, pero creo que será un buen elemento, a pesar de ya no ser un lobo joven, tiene buena disposición a aprender y escuchar ordenes, yo pienso que con el tiempo se asimilará a la manada.

Estoy de acuerdo con Einstig – dijo Greis, el tercer observador – además a pesar de esos impulsos que tiene, yo mismo he visto como sabe recordar y respetar las leyes de la selva a pesar de las circunstancias.

Einsam enrojeció al darse cuenta que los observadores habían estado vigilándolo durante su encuentro con Schack.

Mientras los observadores hablaban acerca de Einsam, Lungo lo observó detenidamente, luego que terminaron de exponer lo que pensaban de él, Lungo guardo silencio durante unos minutos pensando la decisión que tomaría luego de dirimir - Einsam serás aceptado como parte de la manada, sin embargo sólo serás en verdad uno de nosotros, cuando tu corazón aprenda a vivir dentro de ella y creo que deberás trabajar bastante en eso.

Eisbar y Murrisch aullaron contentos, Einsam ahora formaba parte de la manada de los Grandes Sauces de la Tierra de Tuin.

La siguiente noche de luna llena Einsam fue presentado oficialmente como integrante de la manada.


...y sigues aqui esperando tu vida. si depende solo de ti, si conoces bien la salida, si lo puedes elegir... dale mas fuerte, nada te puede parar, si sigues lo que sientes... dale mas fuerte...


Continuara...

viernes, 26 de febrero de 2010

Capitulo VI - Autoexilio

Einsam partió hacia las montañas, era conciente que no había muchas manadas en ellas, pues los lobos no solían vivir en zonas demasiado altas, por tanto era poco probable que se cruzara con alguna. Únicamente deseaba estar solo durante un buen tiempo y hacer su camino, anduvo durante varias lunas de un lado a otro, algunas veces mal, otras bien, y aunque no lo deseaba, se encontraba con viejos amigos y algunas manadas de lobos con las cuales cazaba un tiempo pero al final siempre se apartaba de ellos; sentía que no podía quedarse en un solo lugar y no deseaba unirse a ninguna manada nuevamente pues no iba aceptar fallar otra vez.

Luego de transitar un buen tiempo entre las montañas las llegó a cruzar y conoció los límites de la selva sin fin, un lugar habitado por criaturas que jamás había conocido. Ahí conoció a Slang la serpiente, pacienciosa y sensitiva, que estudia a su presa antes de atacarla, ella le explico que antes de aprender a conocer a los demás debes aprender a conocerte a ti mismo. Fueron aliados durante un tiempo pero Einsam partió nuevamente, pues Slang también era un cazador solitario al igual que él; de Rot, la rata de los bosques aprendió que aunque un ser parezca frágil, todos poseen una fortaleza interior, todos aunque no lo sepamos tenemos ese darma que tanto buscaba Einsam, desde el ser más pequeño hasta los más grandes. Einsam trataba de aprender todo lo posible de cada uno de aquellos con los que se cruzaba por alguna circunstancia; una vez se cruzó con Vark el cerdo salvaje, quien le enseñó que puedes ser orgulloso de lo que eres pero nunca debes dejarte llevar por la arrogancia, lamentablemente a pesar de que Einsam trató de entender lo que le decía Vark, nunca le cayó muy bien así que se apartó de él.

Einsam recorría muchos lugares yendo de un sitio para otro, tratando de calmar sus demonios, en las noches de luna llena luego de beber agua de algún vado de río o alguna laguna solía subir a una colina y aullar su historia. A pesar de todo el tiempo que había pasado, Eisam no lograba perdonarse lo que había perpetrado la noche de la lucha con los perros duiwels y el daño que había causado; inclusive en algunas ocasiones, se preguntaba si en verdad no sería uno de ellos.

Una noche de primavera, Einsam decidió ir a unas tierras más bajas, descendió y se encontró con Eisbar, un gran lobo blanco, era de una manada vecina a la manada de los lobos de las colinas amarillas, se habían conocido mientras el gran Oso Pardo les enseñaba las leyes de la selva; pues el oso se encargaba de darle sus conocimientos a todos los cachorros de las diferentes manadas. Eisbar estaba cazando unos ciervos hacía varios días en compañía de Murrisch y Sorglos. En los tiempos de las colinas amarillas cuando Einsam solía separarse de su manada, había cazado con ellos en algunas ocasiones y además Murrisch lo había ayudado alguna vez en las montañas, se les unió y capturaron a un viejo ciervo con el cual tendrían alimento para varios días. Las leyes de la selva les decían a los cazadores que cuando eligieran una presa debían buscar a los integrantes de los rebaños más viejos o enfermos, para que de esa forma los miembros jóvenes y fuertes pudieran seguir viviendo y cumplir su ciclo de vida, de igual forma cuando un cazador ya no podía cazar una presa, sólo le restaba esperar el momento en que el gran espíritu lo condujera a la tundra eterna donde todos los seres convivían en forma pacífica o a la selva de la noche sin fin, donde aquellos que habían cazado por el placer de la sangre eran guiados para luchar en una cacería interminable uno contra otro.

Luego de descansar unos días Eisbar le conto a Einsam que ellos también habían dejado su manada original para ir a nuevos territorios de caza, los tres estaban viviendo en las tierras de Tuin con la Manada de los Grandes Sauces, una manada nueva, pero las tierras de Tuin conformaban una zona amplia y muchas otras manadas de lobos estaban ahí se cobijaban, había espacio para todos. Eisbar le propuso unirse a ellos, antes debía pasar una prueba, pero a criterio de Eisbar, eso no sería problema para él.

Einsam, dijo que lo pensaría. Eisbar había sido un buen compañero siempre, las manadas de las que ambos venían se conocían hacía mucho tiempo, inclusive desde antes que ellos dos nacieran, sabía que podía confiar en él, y tal vez el momento de unirse nuevamente a una manada había llegado, pero no se sintió seguro de dar una respuesta.

Al despedirse, Murrisch gruñendo como siempre, le dijo: no puedes culparte y amargarte toda la vida por haber fallado una noche.
Einsam, los observó partir, para luego seguir su camino…


Ves el desierto no hay como escapar, fiesta de cuervos arenas y sal...

Lleva el infierno ardiendo por dentro, buscando el cielo entre ruinas y huesos...

Síguete hundiendo sin saber porque, siguete hundiendo aun queriendo volver...

Viejo guerrero levantate en paz, tal vez la muerte nos viene a buscar...

Continuara...

viernes, 19 de febrero de 2010

Capitulo V - Decisiones

Eisam y Lippen no volvieron a cazar juntos, la siguiente noche de luna llena los sobrevivientes de la manada se reunieron en la gran roca a rendir homenaje a los caídos, sobre todo al valeroso Leiter que había muerto en la tercera oleada, luego luchar ferozmente con Vernich el líder de la jauría. Muchos viejos lobos habían sangrado hasta morir esa noche; de los que sobrevivieron, Emsig fue elegido como el nuevo líder de la manada.

Después del conclave en la gran roca, la mayoría de la manada permaneció descansando en las colinas, un ciclo de paz se iniciaba. Sin embargo Einsam no se sentía a gusto, muchos lobos comentaban su imprudencia y decían que tenía el espíritu anárquico de un duiwel. Se rumoreaba que Einsam luchaba no por alimento sino por el puro placer de la sangre.

Einsam sentía que le había fallado a su manada y a las leyes sacras de la selva. Con su furor en la lucha no sólo había provocado que lo hieran en la batalla sino también que sus compañeros sigan la misma suerte, sobretodo a Lippen; debido a todo eso, ya no se sentía digno de seguir con la manada.

Todo el tiempo que permaneció en las colinas amarillas permaneció taciturno y pensativo, unos días luego de la reunión, en la gran roca, se acercó a Emsig, pidiéndole su consentimiento para abandonar la manada, sentía que ya no era parte de ella pues, desde hacía algunos días ya no sabía cuál era su darma, sentía que había perdido la brújula que lo dirigía hacia su misión en esta vida y que debía encontrarla en algún otro espacio, sentía que debía salir a buscarla o morir en el intento.

Recuerdo cuando fuiste a tu primera clase ante el Gran Oso Pardo – dijo Emsig - te sentaste adelante de todos y lo escuchaste atentamente, seguiste haciendo lo mismo cada vez que ibas ante él. A pesar de que siempre fuiste impulsivo, cuando ocurría algo entre tus compañeros, solías citar las leyes y poner la calma entre ellos, siempre te gusto liderarlos. Debido a ello pedí a Leiter que te asignaran un grupo de lobeznos junto con Geliebte. Es cierto que cometiste un error en la batalla, pero esta es tu manada, a ella perteneces y en ella debes quedarte hasta morir – continuó Emsig mientras meneaba la cabeza desaprobando lo que pedía Einsam.

Indigno ahora soy de pertenecer a la manada, no puedo seguir aquí, debo irme – Replicó perturbado Einsam.

Antiguamente los lobos no teníamos leyes, nadie en la selva las tenía, en ocasiones competíamos entre nosotros por demostrar quién era el mejor, eso traía consecuencias pues cazábamos sin discriminación y Anarquía, si bien es cierto nunca fuimos como los duiwels…¡Los duiwels son escoria! Nosotros no somos como ellos – Gruño Einsam.

Uhm, cuidado con tus palabras Einsam, veo mucho orgullo en ellas – Emsig miraba fijamente a Einsam quien sólo atino a bajar la mirada.

Nosotros somos lobos, respetamos las leyes, cazamos únicamente para alimentarnos y respetamos el ciclo natural de vida, mientras que los duiwels atacan y matan sin restricción, siempre los he odiado y despreciado por eso – replico Einsam.

¿Porque tanto desprecio? Todo lo que dices acerca de los duiwels es cierto pero el tener esos sentimientos hacia ellos es lo que ha hecho que te comportes de esa manera abyecta en la batalla.
Cuando vivíamos sin leyes, los lobos hicimos también mucho daño a otros seres, cuentan los ancestros que una noche varios cazadores se encontraron con un gran toro, para demostrar quién era el mejor, se lanzaron a su cacería a pesar de que no necesitaban alimento, en la lucha con el toro varios terminaron muy heridos y algunos muertos, cuando Urbild el primer gran jefe de la manada estaba a punto de matarlo, el gran espíritu se apareció súbitamente y le preguntó que ganaría haciéndolo, Urbild le respondió que demostraría que era el mejor cazador.

El gran espíritu lo miro y le pregunto: ¿A quién se lo vas a demostrar? Mira alrededor tuyo. Urbild sólo vio lobos muertos o tirados en la tierra mal heridos. Ese día el Gran Espíritu le encargó formar la manada original y les enseñó a los lobos las leyes de la selva. Les enseñó a respetar a los demás seres vivos, les enseñó que podían ser cazadores que sólo mataban por alimento o por proteger sus vidas Podría seguir nombrando las otras leyes pero tú ya las sabes, ¿o me equivoco?

No, no te equivocas, conozco las leyes de la selva y toda mi vida he tratados de cumplirlas, los Lobos de las Colinas Amarillas siempre las respetamos, por eso siempre me he sentido orgulloso de pertenecer a esta manada– respondió Einsam levantando orgullosamente la cabeza por primera vez desde que había iniciado la conversación con Emsig.

Lo sé, siempre has sido un buen lobo dentro de la manada pero me preocupa esa soberbia que demuestras sobretodo cuando hablas de los duiwels. De cualquier forma quiero ofrecerte esto: Necesitamos tutores que ayuden a formar a los lobeznos; varios viejos lobos han muerto, necesitamos lobos que les sirvan de ejemplo, contaba contigo como cabeza del equipo ¿Quieres abandonar a tus lobeznos ahora que más te necesitan? - Emsig lo miraba fijamente a los ojos como si tratara de descubrir lo que estaba pasando por su mente.

Ese es el punto, los lobos respetamos las leyes de la selva y a nuestros hermanos, luego de lo que hice en la noche de los perros duiwels yo ya no soy un buen ejemplo para ellos, no puedo aceptar tu ofrecimiento, gracias, pero debo marcharme – Gruño Einsam bajando nuevamente la cabeza.

Sigue habiendo ego en tu respuesta, ningún ser vivo es perfecto y todos podemos equivocarnos. Nuestros errores son como el agua que pulen la piedra que somos quitando nuestras imperfecciones o que puede hundirnos en el fango. Nuestros errores siempre serán una forma de aprender nuevas lecciones pero tal parece que no quisieras aprender nada de todo esto y prefirieras dejarte hundir en el fango - Lo espeto Emsig.

Vine a pedir tu consentimiento por que no quiero abandonar la manada sin que tu lo sepas, es lo que nos dictan los códigos de la manada, el lobo nacido en la manada y que quiera marcharse de ella debe pedirle permiso al líder; pero si no me das ese permiso, de igual forma me marcharé – La voz de Einsam sonaba extraña a los oídos de Emsig, lo había conocido desde que era un cachorro sin embargo algo había pasado dentro de él que ya no podía decir si era el mismo lobo que el había ayudado a formar.

Tu decisión estaba tomada antes de hablar conmigo y a pesar de que sabes que si yo no te doy el permiso no podrías irte, no veo muchas ganas en ti de quedarte. Tampoco deseo retenerte en contra de voluntad, ve entonces, espero que halles tu misión en esta vida y la calma que siento necesitas – Emsig miraba hacia la luna como buscando el consejo del gran espíritu - ¿Qué pasara con Lippen?

Ya no hemos salido a cazar juntos, ni desea hablar conmigo, no la culpo, los duiwels le hicieron mucho daño por mi culpa – la voz de Einsam parecía quebrarse al hablar de ella.

Aun estás débil por el enfrenamiento, quédate un tiempo con nosotros hasta que puedas emprender tu viaje – le solicito Emsig

Mañana me iré – Respondió Einsam levantándose rápidamente a pesar de sus agudas laceraciones.

Que el gran espíritu te acompañe en tu travesía – Aulló Emsig mientras miraba alejarse a Einsam.

Al amanecer Geliebte lo acompañó hasta los límites del territorio de la manada, al llegar al río que separaba la tierra de los lobos de las colinas amarillas con las montañas Einsam partió. Los aullidos lastimeros de Geliebte lo despidieron.


Querido barrio no me pidas volver, en mi refugio estoy bien…

El mundo me beso y me enseño el dolor y ahora alejado, lo observo y no puedo pensar en volver…

continuara...

viernes, 12 de febrero de 2010

Einsam: Capitulo IV - La caida

Al escuchar a Schwatzer los duiwels que habían atacado el santuario enmudecieron por unos segundos, estaban tratando de agruparse para atacar nuevamente pero al oír el grito alegre de Schwatzer, una parte de ellos emprendieron la retirada, otros se quedaron provocando a los lobos a salir a la batalla.

Hoffart, empezó a lanzar un discurso a sus compañeros: miren a los orgullosos lobos, se dicen unos valientes cazadores, pero sin embargo no son capaces de luchar fuera de su sucia madriguera, solo son unos cobardes, incapaces de sentir y vivir una lucha de verdad. El resto de duiwels reían en las sombras, dos duiwels mas envalentonados por su jefe se pusieron a su lado, Grimm y Wucht, el primero pequeño y rabioso ladraba insistentemente, el segundo grande y fuerte, llevaba entre sus fauces los restos de uno de los lobos que había matado.

A pesar del pedido de Ruhe, Einsam se lanzo enfurecido contra los duiwels al ver el espectáculo, Lippen corrió tras él pidiéndole que se detuviera, lamentablemente cayeron en una trampa, Grimm se lanzo furiosamente sobre la cabeza de Einsam cegandolo, Hoffart reía endemoniadamente mientras se sumaba al ataque de Grimm y Wucht se lanzo sobre Lippen, derrumbándola, mientras de las sombras mas duiwels salieron a sumarse al ataque.

Einsam trato de luchar contra ambos pero perdió el conocimiento mientras veía a Lippen caer al suelo bajo el ataque de Wucht; despertó días después mal herido, Geliebte una loba que lo había ayudado a instruir a los lobeznos, estaba con él, durante un momento no supo donde estaba, luego pregunto por Lippen.

-Ella está afuera- Le respondió Geliebte

Einsam salió a verla Lippen estaba tendida en el suelo y malherida, tenía cicatrices en su cabeza y en el lomo, al verla Einsam enmudeció y se acerco a ella.

Esto me lo hicieron los duiwels por protegerte, con tu arrogancia y tus ganas de luchar sin control te has comportado como uno de ellos – La mirada de Lippen era de pena y de furia mezclada.


Use all your well-learned politesse
Or I'll lay your soul to waste...


Lo siento - respondió Eisam cabizbajo.

Si no hubiera sido por Ehrlich, que te ayudo contra Grimm y Hoffart, te hubieran matado. Ruhe y Klug tuvieron que dar la orden para que nuestros compañeros nos ayuden, muchos salieron heridos por tu afán de pelea, además pusimos en peligro el santuario por ti, por momentos te comportas como si no fueras un lobo y estuvieras destinado a terminar en la selva de la noche sin fin – Lippen miro con furia a Einsam al pronunciar esas palabras, luego de unos segundos de silencio, se fue.

Einsam se quedo callado sin poder decir nada, sintio perder la cabeza tras las palabras de Lippen y se pregunto si ella no tendria razon y su destino seria el que le avizoraba Lippen, no pudo hacer mas nada que observarla al partir.

continuara...

viernes, 5 de febrero de 2010

Einsam: Capitulo III - La batalla contra los duiwels

La primera oleada de duiwels ataco la entrada a la gran roca, Leiter dirigió a la manada con sabiduría y valentía, los duiwels fueron rechazados, los vigías desde las rocas altas les contaban a los lobos del sector oeste como se desarrollaba la batalla, sin embargo los duiwels eran cientos, durante la segunda oleada los lobos resistieron y los hicieron huir nuevamente, sin embargo el cansancio de las dos peleas había hecho mella en los lobos, muchos viejos cazadores yacían muertos o agonizantes en el suelo, algunos eran arrastrados por los duiwels para ser destrozados por la jauría, los sobrevivientes lucían cansados.

Einsem aulló encolerizado, Leiter no resistirá otro ataque, debemos ayudarlos.

Los perros Duiwels son traicioneros, no debemos movernos de aquí, nuestra misión es proteger a los cachorros, si algo les llega a pasar el futuro de la manada puede comprometerse – le respondió Ruhe.

Schwatzer, uno de los vigías, aulló: los Duiwels se preparan para la tercera oleada.

Los lobos del sector Oeste se miraron sin saber que hacer.

Esperen! el gran Oso Pardo está al lado de Leiter! Los aliados de la manada acaban de llegar. Los lobos aullaron de alegría.

De pronto un Duiwel cayó sobre Schwatzer, tirándolo al suelo.

Lobos prepárense para la lucha! - grito Ruhe.

Preocupados por cómo les iba sus compañeros en la entrada de la gran roca, no se habían percatado de un grupo de Duiwels que se había acercado escondidos entre los árboles y habían caído sorpresivamente sobre Einsam y sus compañeros. Al frente de este grupo de perros duiwels, venia Hoffart, un macho grande y altanero, los lobos fueron tomados por sorpresa, pero se repusieron gracias a Ruhe y Klug que supieron reorganizarlos para resistir el ataque, Einsam perdió de vista a Lippen durante la pelea, sin embargo mientras destrozaba el cuello de un duiwel alcanzo a verla rodeada por dos duiwels. Corrió a ayudarla, lanzándose sobre unos de ellos, ella se encargo del otro. Luego de unos minutos de lucha y polvo, los Duiwels huyeron, habían perdido el factor sorpresa y no habían esperado esa resistencia de parte de los lobos. En el campo de batalla solo quedaron en pie los lobos sudorosos y cansados en la entrada al santuario.

Al verlos huir Einsam quiso lanzarse tras ellos para aniquilarlos, sin embargo Ruhe lo retuvo.
-Tenemos la fuerza para rechazarlos mas no para atacarlos, además si los perseguimos nos meteremos en su terreno y no sabemos si hay más de esos duiwels entre los árboles.

Einsam gruño furioso.
- Debemos acabarlos de una vez por todas!
De pronto Schwatzer mal herido por el duiwel que le había caído encima, pero vivo, grito: la tercera oleada fue rechazada, los duiwels se van, hemos vencido!!!

Welcome to the jungle, we take it day by day…

If you want it youre gonna bleed, but its the price you pay…




continuara...