Casi siempre he caminado, salvo cuando era pequeño y quería olvidarme de todo, solia tomar mi bicicleta y me iba a dar vueltas y vueltas hasta cansarme y regresar a mi casa; pero luego con el pasar de los años, solia caminar dando vueltas por toda la ciudad, caminando, yendo de un sitio para otro, pensando, recordando, imaginando, a veces fumando un cigarro, mientras veía pasar a la gente y a la ciudad pasar frente a mi.
En varios de los trabajos en los cuales me ha tocado estar también caminaba, a veces en medio de la nada, con solo el grito de algunos animales acompañándome, en el dia, en la noche, en la lluvia sacándome la mierda para no caer en el barro o con un sol quemante en las espaldas, al amanecer, al anochecer, he visto salir el sol detrás de las montañas mientras descansaba por haber subido alguna cuesta que a veces parecía no tener fin, alguna vez lo hice de madrugada, con una linterna en la mano y mi laptop en las espaldas, tuve que salir solo porque no encontraba un guía que me acompañe y me sente en un descanso en medio de la noche a mirar las estrellas en el cielo y las luces de unos pueblos del Amazonas frente a mi, a pesar de que podía ver sus luces, estaban a un dia de camino de donde yo estaba, hubiera tenido primero que bajar al Marañon, donde el calor deshidrata a los que no son de la zona y volver a subir una cuesta mas grande que la que estaba subiendo, la gente del lugar me solia decir que de cuando en cuando por necesidad se animaban a hacer ese camino, pero que inclusive para ellos era duro, el limite entre Cajamarca y Amazonas y yo sentado ahí recordando a mi familia, a mis amigos, a mi ciudad, tan lejana en esos momentos, en donde estarian todos, pensando en que haría en los próximos días de mi vida, hasta que me tuve que levantar y seguir mi camino, como siempre lo he hecho.
Ayer camine nuevamente, camine todo Larco y el Malecon Cisneros, deje atrás el bullicio del Parque Kennedy y el de Larcomar hasta llegar al faro, la gente pasaba a mi lado, unos cuantos corredores, gente con sus perros, parejas, grupos de muchachos, caminando como yo, de un lado a otro en esta ciudad, sin embargo, solo quise regresar a casa, cuando entraba, la brisa me trajo ese olor a mar que tanto me gusto sentir desde pequeño, como invitándome a seguir caminando, pero ya no quise hacerlo, por mas que lo intente, ayer no pude pensar en nada…
5 comentarios:
Caminar no sólo es un gran ejercicio físico, es sobre todo un gran ejercicio espiritual.
Yo soy un caminante nocturno, cuando estoy fuera de casa, en alguna obra, me gusta caminar la noche por horas en solitario. No pienso en nada, no recuerdo a nadie, es más bien una experiencia física profundamente espiritual; sentir el olor del aire, los ruidos de la noche, el color tan diferente del mar y la playa.
He caminado la noche en todos los puertos pesqueros del Perú desde Paita hasta Ilo y no tengo palabras para describir lo profundamente satisfactorio de la experiencia pero, al igual que tú en esta ocasión que relatas, no soy capaz de caminar por Lima. Salgo a la calle... y siento que no quiero hacerlo.
Para mi caminar sin tener que ir a algún lado en especial, sin preocuparte del tiempo, sólo caminar por caminar y conectarte con la naturaleza es lo mejor que hay.
La vida en Lima es tan agitada que probablemente no nos permita desconectarnos facilmente de lo que hacemos y poder disfrutar de cosas simples como estas.
Cada vez que quieras escaparte de la rutina hazlo, siempre uno se siente ciento por ciento mejor.
caminador eres...pera que te cuadren
hace tiempo que no camino por las playas de mi querido ancón, pero un dia he de volver...
Tom: Supuestamente no me importaba donde caminar, sin embargo Lima la horrible me dio la contra.
Medusa: Por momentos ya ni eso ha logrado desconectarme.
Guilletech: lo se, es un riesgo que estoy dispuesto a correr.
Clonpi: Todos queremos volver a nuestra tierra, lo haremos algun dia?
Publicar un comentario