viernes, 19 de febrero de 2010

Capitulo V - Decisiones

Eisam y Lippen no volvieron a cazar juntos, la siguiente noche de luna llena los sobrevivientes de la manada se reunieron en la gran roca a rendir homenaje a los caídos, sobre todo al valeroso Leiter que había muerto en la tercera oleada, luego luchar ferozmente con Vernich el líder de la jauría. Muchos viejos lobos habían sangrado hasta morir esa noche; de los que sobrevivieron, Emsig fue elegido como el nuevo líder de la manada.

Después del conclave en la gran roca, la mayoría de la manada permaneció descansando en las colinas, un ciclo de paz se iniciaba. Sin embargo Einsam no se sentía a gusto, muchos lobos comentaban su imprudencia y decían que tenía el espíritu anárquico de un duiwel. Se rumoreaba que Einsam luchaba no por alimento sino por el puro placer de la sangre.

Einsam sentía que le había fallado a su manada y a las leyes sacras de la selva. Con su furor en la lucha no sólo había provocado que lo hieran en la batalla sino también que sus compañeros sigan la misma suerte, sobretodo a Lippen; debido a todo eso, ya no se sentía digno de seguir con la manada.

Todo el tiempo que permaneció en las colinas amarillas permaneció taciturno y pensativo, unos días luego de la reunión, en la gran roca, se acercó a Emsig, pidiéndole su consentimiento para abandonar la manada, sentía que ya no era parte de ella pues, desde hacía algunos días ya no sabía cuál era su darma, sentía que había perdido la brújula que lo dirigía hacia su misión en esta vida y que debía encontrarla en algún otro espacio, sentía que debía salir a buscarla o morir en el intento.

Recuerdo cuando fuiste a tu primera clase ante el Gran Oso Pardo – dijo Emsig - te sentaste adelante de todos y lo escuchaste atentamente, seguiste haciendo lo mismo cada vez que ibas ante él. A pesar de que siempre fuiste impulsivo, cuando ocurría algo entre tus compañeros, solías citar las leyes y poner la calma entre ellos, siempre te gusto liderarlos. Debido a ello pedí a Leiter que te asignaran un grupo de lobeznos junto con Geliebte. Es cierto que cometiste un error en la batalla, pero esta es tu manada, a ella perteneces y en ella debes quedarte hasta morir – continuó Emsig mientras meneaba la cabeza desaprobando lo que pedía Einsam.

Indigno ahora soy de pertenecer a la manada, no puedo seguir aquí, debo irme – Replicó perturbado Einsam.

Antiguamente los lobos no teníamos leyes, nadie en la selva las tenía, en ocasiones competíamos entre nosotros por demostrar quién era el mejor, eso traía consecuencias pues cazábamos sin discriminación y Anarquía, si bien es cierto nunca fuimos como los duiwels…¡Los duiwels son escoria! Nosotros no somos como ellos – Gruño Einsam.

Uhm, cuidado con tus palabras Einsam, veo mucho orgullo en ellas – Emsig miraba fijamente a Einsam quien sólo atino a bajar la mirada.

Nosotros somos lobos, respetamos las leyes, cazamos únicamente para alimentarnos y respetamos el ciclo natural de vida, mientras que los duiwels atacan y matan sin restricción, siempre los he odiado y despreciado por eso – replico Einsam.

¿Porque tanto desprecio? Todo lo que dices acerca de los duiwels es cierto pero el tener esos sentimientos hacia ellos es lo que ha hecho que te comportes de esa manera abyecta en la batalla.
Cuando vivíamos sin leyes, los lobos hicimos también mucho daño a otros seres, cuentan los ancestros que una noche varios cazadores se encontraron con un gran toro, para demostrar quién era el mejor, se lanzaron a su cacería a pesar de que no necesitaban alimento, en la lucha con el toro varios terminaron muy heridos y algunos muertos, cuando Urbild el primer gran jefe de la manada estaba a punto de matarlo, el gran espíritu se apareció súbitamente y le preguntó que ganaría haciéndolo, Urbild le respondió que demostraría que era el mejor cazador.

El gran espíritu lo miro y le pregunto: ¿A quién se lo vas a demostrar? Mira alrededor tuyo. Urbild sólo vio lobos muertos o tirados en la tierra mal heridos. Ese día el Gran Espíritu le encargó formar la manada original y les enseñó a los lobos las leyes de la selva. Les enseñó a respetar a los demás seres vivos, les enseñó que podían ser cazadores que sólo mataban por alimento o por proteger sus vidas Podría seguir nombrando las otras leyes pero tú ya las sabes, ¿o me equivoco?

No, no te equivocas, conozco las leyes de la selva y toda mi vida he tratados de cumplirlas, los Lobos de las Colinas Amarillas siempre las respetamos, por eso siempre me he sentido orgulloso de pertenecer a esta manada– respondió Einsam levantando orgullosamente la cabeza por primera vez desde que había iniciado la conversación con Emsig.

Lo sé, siempre has sido un buen lobo dentro de la manada pero me preocupa esa soberbia que demuestras sobretodo cuando hablas de los duiwels. De cualquier forma quiero ofrecerte esto: Necesitamos tutores que ayuden a formar a los lobeznos; varios viejos lobos han muerto, necesitamos lobos que les sirvan de ejemplo, contaba contigo como cabeza del equipo ¿Quieres abandonar a tus lobeznos ahora que más te necesitan? - Emsig lo miraba fijamente a los ojos como si tratara de descubrir lo que estaba pasando por su mente.

Ese es el punto, los lobos respetamos las leyes de la selva y a nuestros hermanos, luego de lo que hice en la noche de los perros duiwels yo ya no soy un buen ejemplo para ellos, no puedo aceptar tu ofrecimiento, gracias, pero debo marcharme – Gruño Einsam bajando nuevamente la cabeza.

Sigue habiendo ego en tu respuesta, ningún ser vivo es perfecto y todos podemos equivocarnos. Nuestros errores son como el agua que pulen la piedra que somos quitando nuestras imperfecciones o que puede hundirnos en el fango. Nuestros errores siempre serán una forma de aprender nuevas lecciones pero tal parece que no quisieras aprender nada de todo esto y prefirieras dejarte hundir en el fango - Lo espeto Emsig.

Vine a pedir tu consentimiento por que no quiero abandonar la manada sin que tu lo sepas, es lo que nos dictan los códigos de la manada, el lobo nacido en la manada y que quiera marcharse de ella debe pedirle permiso al líder; pero si no me das ese permiso, de igual forma me marcharé – La voz de Einsam sonaba extraña a los oídos de Emsig, lo había conocido desde que era un cachorro sin embargo algo había pasado dentro de él que ya no podía decir si era el mismo lobo que el había ayudado a formar.

Tu decisión estaba tomada antes de hablar conmigo y a pesar de que sabes que si yo no te doy el permiso no podrías irte, no veo muchas ganas en ti de quedarte. Tampoco deseo retenerte en contra de voluntad, ve entonces, espero que halles tu misión en esta vida y la calma que siento necesitas – Emsig miraba hacia la luna como buscando el consejo del gran espíritu - ¿Qué pasara con Lippen?

Ya no hemos salido a cazar juntos, ni desea hablar conmigo, no la culpo, los duiwels le hicieron mucho daño por mi culpa – la voz de Einsam parecía quebrarse al hablar de ella.

Aun estás débil por el enfrenamiento, quédate un tiempo con nosotros hasta que puedas emprender tu viaje – le solicito Emsig

Mañana me iré – Respondió Einsam levantándose rápidamente a pesar de sus agudas laceraciones.

Que el gran espíritu te acompañe en tu travesía – Aulló Emsig mientras miraba alejarse a Einsam.

Al amanecer Geliebte lo acompañó hasta los límites del territorio de la manada, al llegar al río que separaba la tierra de los lobos de las colinas amarillas con las montañas Einsam partió. Los aullidos lastimeros de Geliebte lo despidieron.


Querido barrio no me pidas volver, en mi refugio estoy bien…

El mundo me beso y me enseño el dolor y ahora alejado, lo observo y no puedo pensar en volver…

continuara...

1 comentario:

AUGUSTO ZORRILLA dijo...

Estoy siguiendo la Zaga.. que pasará con Einsam? o acáso en un Duiwel y ndie lo sabe.
Saludos