lunes, 6 de junio de 2011

Una lucha a la luz de la luna

Ambos guerreros entraron al ruedo de batalla, lanzando un grito al unísono. Sin embargo, el bronco y grave bramido del guerrero contrastaba de manera enfrentada con el agudo y asesino grito de ella.

El guerrero entro corriendo, mientras blandía su espada con ambas manos, pues él nunca usó un escudo, su nombre era Erfaren, había sido criado para ser un guerrero y desde pequeño le enseñaron que la mejor defensa era el ataque. Cuando era necesario, giraba su espada de uno a otro lado para desviar los golpes de sus enemigos, mientras se movía buscando la posición adecuada para lanzarles un mortal golpe, tenía en su cabeza el dogma que el empleo de un escudo era innoble de un guerrero.

La guerrera entro al ruedo con un vigoroso salto, lanza en ristre en la mano derecha y un largo escudo en la izquierda. Su nombre era Rein, venía de un pueblo antagonista al de Erfaren, pero ambos estaban lejos de sus tierras, en una nueva tierra, agreste y belicosa, Rein no solía usar espadas, prefería la lanza para atacar de forma directa puntos definidos de su oponente, era bastante rápida y ágil así que desde pequeña había aprendido a esquivar los golpes. Sin embargo, luego de muchas luchas había forjado un escudo, no por miedo al enemigo sino porque no quería darle a nadie el lujo de lastimarla nuevamente.

Erfaren entró a la lucha decidido a acabar con su oponente lo más rápido posible, asestó un golpe circular sobre Rein cuando ella estaba en el aire dispuesta a clavarle su lanza. Pero el poderoso escudo forjado con sangre de su dueña la protegió del fuerte golpe.

Rein resistió el embate de la espada enemiga y se posicionó rápidamente, debió haber aprovechado el factor sorpresa y hubiera podido aniquilar a Erfaren inmediatamente. No obstante, algo la hizo dudar cuando se encontró él, tal vez la noche, tal vez la luna, o tal vez simplemente ya se estaba haciendo demasiado vieja para todo esto, sin embargo la lucha era su vida y jamás renunciaría a ella.

Erfaren, la miraba embelesado, era una oponente a la que debía matar, sin embargo cada movimiento de ella le llamaba la atención, su actitud de lucha, sus movimientos felinos le despertaban sentimientos encontrados.

Intercambiaron algunos golpes e intentaron algunos movimientos tratando de sorprender a su oponente, pero por alguna razón embargo las fuerzas estaban equilibradas. Danzaron en círculo mientras la luna los admiraba sombríamente y el silencio de la noche sólo era cortado por el susurrar del viento frio.

Intempestivamente el Erfaren levantó su espada dispuesto a partir a su oponente en dos, el escudo se levantó raudo a proteger a su dueña mientras la lanza salió disparada buscando la sangre en el torso de su enemigo, sin embargo la espada sólo encontró el escudo nuevamente y la lanza aunque rasguñó la piel del guerrero, al final erro el golpe.

Ambos observaban los movimientos de su oponente tratando de hallar el momento adecuado para acabarlo. En uno de los giros que daban uno alrededor del otro, Rein aprovecho su velocidad para golpear en la pierna a Erfaren con un contundente golpe de su lanza, el guerrero no pudo desviar el golpe con su espada y cayó de bruces al suelo, Rein se lanzó sobre él dispuesta a atravesar a su enemigo, sin embargo mientras caía, Erfaren realizó instintivamente un giro de su espada, haciéndole un corte en la pierna a Rein. La guerrera erro el golpe que iba dirigido al torso de su enemigo, pero logró lesionar su hombro derecho

Ambos rodaron por el suelo, tranzados el uno al otro, mientras trataban de no perder sus armas; cuando se separaron, Erfaren levantó su espada con ambas manos dispuesto a dar el golpe final, aún así el hombro lastimado hizo que realizase el movimiento lento e inocuo, Rein aprovecho el momento, se apoyo en su escudo apenas arrodillada en el suelo y lanzó una estocada de manera automática con su lanza.

El aguijón penetró en el abdomen del guerrero y cayó de rodillas, al suelo, mientras trataba de sujetar la lanza que lo había herido mortalmente. Erfaren se desplomó finalmente mientras Rein se erguía agotada crispada a su escudo, de un compartimento interno del mismo sacó una pequeña y afilada daga dispuesto a degollarlo, Erfaren yacía boca arriba con una respiración agitada tratando de luchar a pesar de que sentía que su hora había llegado.

Rein se sentó sobre él colocando sus rodillas a ambos lados de su torso, por primera vez en la noche pudo fijarse en su mirada, era la misma mirada que ella veía cada mañana cuando bajaba al lago a lavarse en las mañanas, se detuvo abstraída y por primera vez en toda la noche se dio cuenta de que ambos compartían el mismo vacío. Se sacó el casco y acercó su rostro al del guerrero abatido, tocó su rostro y beso sus labios, un calor excitante penetró en ambos, sus lenguas se entrecruzaron explorándose el uno al otro, tal vez tratando de insuflarle un último aliento de vida a Erfaren, Rein puso su mano con el puñal dentro de la mano de Erfaren y le susurro al oído – sabes que yo no puedo hacerlo, hazlo tu por mí, acabemos con esto.

Erfaren la miró sorprendido, ella le dijo – hazlo por favor.




El guerrero empuñó la mano de Rein que sostenía la daga y la clavó en el corazón Rein, ambos corazones dejaron de latir al mismo tiempo, la luna se despidió de ellos dejando sus cuerpos en un abrazo eterno mientras los espíritus de ambos guerreros entraban juntos al Valhalla.




Damn my situation and the games I have to play with all the things caught in my mind
Damn my education I can't find the words to say about the things caught in my mind...

Me and you what's going on?
All we seem to know is how to show the feelings that are wrong

So don't go away, say what you say

Say that you'll stay forever and a day... in the time of my life
Cos I need more time, yes I need more time just to make things right







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