viernes, 1 de junio de 2012

Laguna Neveria (Una y otra vez)


Se dice que cada uno tiene su bestia negra, algún reto u objetivo que nos cuesta lograr aunque hayamos obtenido otros más difíciles. Mi bestia negra tiene un nombre “Laguna Neveria”.

El año pasado realice dos intentos por llegar a la Laguna, uno por la ruta larga, otro por la corta. El primero fue por la larga, lo tuvimos que abandonar debido a que al intentar subir por las quebradas Gratom y Uscupampa en época de lluvias, ambas venían cargadas y nos retraso el ascenso. El segundo fue por la corta, terminamos por encima de la laguna en lo que denominamos el mirador de Neveria, llegamos demasiado tarde como para intentar bajar hacia la misma y nos regresamos.

Este año decidí intentar ascenderla nuevamente y hace unos meses llegue a la Laguna por la ruta corta. Sin embargo, aun me quedaban las ganas de hacer la ruta larga, este fin de semana en conjunto con gente del club decidí hacer esa ruta y armamos la expedición en carácter de exploratoria y como parte de un nuevo proyecto.

Desafortunadamente las cosas no empezaron del todo bien, uno a uno de todos los que iban a ir a abandonaron la salida. Al final, en San Mateo nos encontramos únicamente Chacaltana y yo, por un momento pensamos en dejar la exploratoria para otra ocasión e irnos a entrenar a Putca, ruta que ambos conocíamos, con menor desnivel, pero que nos llevaba a mayor altura que Neveria inclusive. Luego de descansar en Las Americas, descartamos dejar atrás lo planeado y nos enrumbamos a la quebrada Gratom. Salimos algo tarde, pero una vez que cruzamos la reja de acceso al camino, empezamos a subir. El avance se torno algo lento pues no lograba ubicarme del todo por momentos y Jose, que no salía desde que subimos el Vallunaraju, tenía que coger ritmo nuevamente.

Un perrito se nos unió en la trepada, le puse de nombre Gratom, era bastante afectuoso y parecía conocer el camino de subida, así que subimos jugando un rato con él. Al llegar al final de la quebrada, nos encontramos con una señora que nos confirmo que estábamos en la ruta y doblamos hacia la quebrada Uscupampa a seguir trepando, Gratom se quedo con la señora y me despedí de él. Ya en esta parte de la ruta había un camino más definido y seguimos subiendo más tranquilos. Nos encontramos con un poblador, que me dijo: esta es la ruta, sigue el camino siempre, de aquí vas a llegar a la unión de dos ríos, toma la quebrada nomas, todo a la derecha, al final de la quebrada, ahí está la laguna. Luego de conversar un rato, le dimos las gracias y nos dejo atrás.

Luego de un rato, ahí estaba la bifurcación. Sin embargo, el camino se iba hacia la izquierda que era por donde parecía seguir la quebrada principal, a la derecha no solo no había camino sino que la quebrada hacia una curva cerrada hacia la derecha que parecía hacernos regresar hacia san mateo, Decidimos separarnos con Jose y buscar la ruta, subí por la derecha, sin embargo, todo el camino estaba flanqueado por ganado y no había atisbos de algún acceso. Por la izquierda el camino continuaba y me pareció ver una parte conocida de la vez anterior en que había venido, sería posible que hubiera escuchado mal, al fondo veía una cuesta de color tierra, que recordaba como el tramo final que debía subirse bastoneando, había que tomar una decisión así que fuimos hacia la izquierda.

La ruta en este tramo se torno bastante dura, subimos cuesta tras cuesta, siguiendo la quebrada, hasta llegar a una pequeña explanada donde se encontraban pastando un grupo de vacas. Usualmente el ganado es manso, sin embargo el toro que parecía ser el líder nos agacho la cabeza e inmediatamente 5 toros se pusieron delante de la manada como si fueran una formación de mustangs protegiendo a un escuadrón de B-17’s, atrás las vacas se juntaron con los becerros y algunos toretes, me hubiera gustado tomarle una foto a la manada, pero los toros ya estaban perdiendo la paciencia y decidimos seguir subiendo.

La ruta nos mostraba las que yo estimaba eran sus dos últimas cuestas, una larga y con una pendiente más o menos fuerte y la cuesta color tierra que mencione anteriormente, corta y con una pendiente bastante pronunciada. Si estábamos en la ruta correcta, subiendo el último tramo deberíamos ver la bajada a Neveria, pero para ese entonces, eran las 12:30 del día, cerrar las dos cuestas nos iba tomar bastante tiempo, y aunque regresáramos por Chicla, íbamos a regresar demasiado tarde, por un momento pensé en seguir trepando, sin embargo el cansancio ya nos había restado velocidad. Mire la cuesta nuevamente y debí aceptar que ese día no llegaríamos a la laguna. Dimos la media vuelta con Jose y nos regresamos a San Mateo por donde habíamos subido, una vez más, debí abandonar la ruta a Neveria.

Bajamos de a pocos, pues la ruta camino estaba llena de piedras pequeñas, que convirtieron el camino en una plataforma para un deporte de deslizamiento, no para una ruta de trek, nos resbalamos un par de veces y de no haber sido por los bastones hubieran sido muchos más. El clima además se portó además de manera inestable, primero un viento helado nos obligo a sacar las casacas, luego el viento se fue tan rápido como apareció y los rayos del sol se decidieron a acompañarnos hasta obligarnos a sacarnos las casacas nuevamente, sea como fuere empezamos a descender, poco a poco, las vacas ya no estaban donde las habíamos encontrado solo dos o tres de ellas quedaban y un becerro dormía al lado de ellas, fuimos avanzando siempre con cuidado, tratando de ubicar el camino por donde habíamos subido. Al llegar a la bifurcación nos sentimos más tranquilos y seguimos el camino. Más abajo encontramos al señor que nos había dicho por donde subir y le contamos que no habíamos llegado a la laguna.

Es que no es por donde ustedes han ido, les dije todo a la derecha – Nos dijo el señor mientras bajaba con nosotros.

Pero no había por donde seguir, no había camino y la quebrada se cerraba– le respondí.

Al entrar a la quebrada debían subir la loma – me indico, doblando la mano hacia la izquierda – por ahí te vas a la laguna, cerca nomas esta. Por donde ustedes han ido se va a Caronpoma, hay lagunas pero al fondo, a más de un día de camino.

Por ahí no se va a la laguna de ningún modo? – pregunte tratando de armar un rompecabezas mental de todo lo que habíamos recorrido.

Si se llega, pero lejasos es, tienes que dar bastante vuelta, mucho han caminado – me dijo finalmente.

En cierta forma me alivió el no haber insistido en subir la cuesta a la que nos estábamos dirigiendo, anímicamente nos hubiera chocado hacer todo el esfuerzo por subirla y no encontrar nada, y el agotamiento generado por el esfuerzo nos hubiera hecho más difícil el retorno.

Casi al llegar a la Gratom, el señor nos dejo atrás, mientras Jose y yo bajamos ya más tranquilamente, pues a pesar de todo habíamos podido bajar a un ritmo constante y aun era temprano. 

Recordé una frase que había leído a media semana, según la internerd es de Benjamin Franklin, “No he fracasado. He encontrado 10,000 soluciones que no funcionan”  me di cuenta que tenía razón, si bien es cierto no había logrado la ruta, al menos ya sé por donde no hay que ir. Al fin y al cabo la montaña es como la vida, ambas son una suma de aciertos y errores, de éxitos y fracasos, en el que los logros te llenan de satisfacción y las fallas te sirven de hoja de ruta para analizar que es aquello en lo que debes mejorar. Ademas, la subida había sido un buen entrenamiento.

Pronto he de regresar a finalizar este trayecto, me prepararé mejor e intentare nuevamente llegar a la laguna, no porque tenga que vencer esta ruta sino porque tal como debo hacerlo día a día, debo superarme a mí mismo para lograr ser mejor en la montaña y en la vida misma…

Soundtrack para hoy: una canción que solía acompañarme durante mis recorridos por Cajamarca.

Hoja verde de la coca, humo blanco del cigarro, 
Adivinenme la suerte, compañeros de la vida...



1 comentario:

GUILLETECH dijo...

No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
(Gandhi)